Fernando Aranguiz
La experiencia en general es de desconfianza. Teniendo una buena infraestructura y ubicación, le faltan muchos detalles que lograrían mejorar la experiencia de los pasajeros. Desde tener un sitio web más detallado y dedicado al hotel o una carta de bienvenida a los huéspedes con los detalles de los horarios de los servicios de desayuno, spa, etc. , un detalle de la ubicación del Spa, restaurante, piscina, etc. Si bien lo dicen al momento del check in, es mucha información como para retenerla en la memoria.
Es desagradable tener que ir al 3er piso a buscar una bata y pantuflas de baño a cambio de una tarjeta blanca, que ademas te amenazan que si la pierdes debes pagar $50.000.
En las zonas del Spa y piscina, circula demasiada gente que no es usuaria de las instalaciones, sino que lo usan para pasar de una torre a la otra.
La sensación que queda es que los pasajeros les han robado muchas veces y ya desconfían de todos, al menos esa es mi impresión, esto hace que la experiencia sea poco relajante y más bien tensa.
En las habitaciones, los baños son muy espaciosos y amplios pero el aroma que predomina, al igual que en el resto del hotel, es el de algún producto de limpieza, es verdad que eso es mejor que muchos otros aromas, pero tampoco es muy agradable.
Lo que falta definitivamente son enchufes, sobre todo cerca de los veladores, para poder cargar teléfonos móviles u otros. Otro punto es la mantención de los muebles y manillas de la habitación, también debe ser algo en lo que deberían dedicar algo de esfuerzos.
La aislación acústica de la habitación, no es de las mejores, se escucha más de lo deseable a la personas que están en el pasillo, en las habitaciones continuas y a los automóviles en la calle.
El desayuno tiene todo lo esperable, la calidad de los productos que ofrecen es buena. El personal es correcto sin ser muy amables, acá no esperes la "hospitalidad sureña". Esto es una capital regional y te lo hacen saber.