Podoclin Centro Podologico Iquique

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Patricio Lynch 774, Iquique, Región de Tarapacá, Chile
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PODOCLÍN : Es un Centro Clínico Podológico, preocupado en la salud y confort de sus pies, cuyo principal objetivo es entregar a nuestros pacientes una atención integral, resolutiva y oportuna basada en la calidez, compromiso , conocimiento; cumpliendo de esta manera  con los más altos estándares de calidad.

Nuestra atención podológica está basada en la mística vocacional, de los profesionales que conforman nuestro equipo de trabajo. Podólogas con amplia experiencia y altamente calificadas, le entregarán un servicio de excelencia.

Lo anterior se complementa con el resguardo de tener siempre todo nuestro instrumental esterilizado y descartable, previniendo de esta manera algún tipo de contagio a los pacientes. Nuestros servicios no solo se basan en solucionar las dolencias que aquejan a nuestros pacientes, sino junto con ello educar para ayudar a prevenir y pesquisar enfermedades.

La silicona es un polímero perteneciente al grupo de los elástómeros, que por sus características de elasticidad y resistencia, son utilizados en muchos tratamientos ortopédicos y ortoprótesicos. En podología son utilizadas muy a menudo en protección de dedos, para alinear dedos en garra o juanetes y como elementos sustitutivos en caso de amputaciones.

 Son lesiones muy dolorosas, que a menudo se ve con la piel erosionada, inflamada, húmeda e infectada por hongos o bacterias según su gravedad; si no se atiende correctamente y en un tiempo prudencial, se pueden observar, complicaciones, ulceraciones con exposición de partes blandas y/u óseas.

Salientes falángicas, generalmente por usar calzado estrecho. El tratamiento podológico consiste en la exfoliación de la lesión, indicar un calzado  adecuado con puntera ancha, y colocar una ortesis  de silicona, gel polímero o algún otro material de última generación, para separar los dedos. 

Es una hipertrofia de la lámina ungueal que se ve alterada en su morfología (onicoanomalia), es una uña que se presenta exageradamente engrosada, opaca, con estrías trasversales de coloración gris, marrón o amarillenta y consistencia extremadamente dura y estratificada.

Su etiología se debe a trastornos circulatorios, diabetes, artritis, se ve con más frecuencia en personas ancianas, pero también tiene una etiología traumática. Esto significa que un golpe en un dedo que compromete la región de la matriz ungueal, puede ocasionar una inflamación local que provoca una desalineación de las células germinativas de la matriz, generando un crecimiento hipertrófico de la uña. Esta patología puede presentar algunos agravantes como por ejemplo que esta lámina ungueal hipertrófica se contamine con hongos asociando la Onicomicosis a su evolución, o que bajo la lámina ungueal se presente una callosidad con un núcleo doloroso, o que la distorsión de la uña hacia lateral pueda provocar heridas en los dedos vecinos.

La melanoniquia cursa con una banda longitudinal de pigmentación marrón o grisácea en la lámina ungueal debido a la presencia de melanina en ésta. Normalmente, afecta a una sola uña aunque en individuos de piel oscura puede presentarse de forma múltiple por la activación de melanocitos benignos.

Se recomienda biopsiar en la melanoniquia longitudinal para conocer exactamente el diagnóstico de la matriz y descartar el melanoma sobretodo en casos de aparición brusca, cambios de color o de ancho de la banda así como antecedentes de melanoma.

Antes de comenzar la crisis puede sentirse picazón o enrojecimiento de la piel atacando en su mayor parte a las manos y los pies. En su mayoría de ocasiones la piel puede aparecer de color rojo oscuro o un aspecto moteado.

El primer caso de eritromelalgia o eritermalgia fue descrito por Graves en 1834, siendo Mitchell (1878) el que sugirió el término de eritromelalgia. Smith y Allen, en 1938, acuñaron el término eritermalgia para subrayar el aumento de temperatura en las zonas rojas y dolorosas de la extremidad afecta. Ambos términos se han utilizado indiscriminadamente, aunque es este último el que mejor expresa el dato clínico del calor.

La eritromelalgia afecta preferentemente a las mujeres, en las que aparece sobre todo en la edad media de la vida. Las formas idiopáticas suelen manifestarse en la infancia o en personas jóvenes y tienen tendencia a presentar localización bilateral, mientras que en las secundarias domina la localización unilateral y el comienzo suele ser después de los 40 años.

La enfermedad evoluciona en crisis, desencadenadas por cambios de temperatura, que afectan las manos o los pies, aunque a veces están limitadas a un solo segmento de un dedo. En un intento de aliviar el dolor, el paciente busca el contacto con objetos fríos.

La metatarsalgia es el dolor en la planta de los pies cerca del inicio los dedos que se acentúa al caminar, al correr o con los zapatos. La metatarsalgia mecánica por sobrecarga es un problema frecuente en el pie, siendo el metatarsiano del segundo dedo el más afectado, aunque pueden estar afectados más de uno a la vez en el mismo pie.

En la parte anterior del pie hay cinco huesos largos llamados metatarsianos donde se unen las falanges para formar los dedos. Uno de estos huesos es más grueso que el resto, que corresponde al dedo gordo, y donde aparece el famoso “juanete“.

Este aumento de presión constante y repetitiva en la zona metatarsal produce dolor e inflamación, sensación punzante que empeora al caminar ya sea descalzo o sobre una superficie dura o con calzado de poca suela.  Es habitual que en las zonas de máxima presión aparezcan durezas o callos.

La sintomatología junto con un examen físico es suficiente como para diagnosticarlo. No obstante es posible que aparezcan síntomas similares a los originados por un Neuroma de Morton, artritis o en  fracturas.

Otras causas de la metartarsalgia son el sobrepeso, la morfología del pie, las deformidades de los dedos, el juanete, fracturas, edad avanzada, el calzado inadecuado (exceso de tacón, poca suela, punta estrecha.)

A medida que la deformidad progresa, el desplazamiento lateral del dedo interfiere con el alineamiento y el funcionamiento de los dedos menores, una situación que provoca otras deformidades, como la superposición de los dos primeros dedos, dedos en "martillo" o en "garra", la alteración de los sistemas de sostén del peso corporal y desarrollo de callosidades.

En concreto, "tener una tendencia al pie valgo (meter el pie hacia adentro al caminar) o bien tener un pie muy cavo (con mucha curvatura) genera un exceso de carga en la zona metatarsal (que es la parte de la almohadilla plantar, donde se encuentra la articulación que une los dedos a los huesos metatarsales); esta sobrecarga y los continuos impactos que soporta el hueso hacen que este se agrande de forma progresiva". Por eso son más frecuentes en edad avanzada.

Otro factor que condiciona el desarrollo de esta deformidad es la actividad laboral, cuando se hace en bipedestación o movimiento constantes, ya que determina la posición que adopta la persona durante mucho tiempo a lo largo de su vida productiva.

*Punteado ungueal (“pitting”). Es el signo más común de la psoriasis ungueal. Es el resultado de áreas focales de queratinización anormal de la matriz ungueal que producen focos de células paraqueratósicas en la cara dorsal de la placa ungueal a medida que crecen avanzando más allá de la cutícula. El punteado psoriásico es típicamente irregular, profundo y distribuido al azar en la placa ungueal

*Parches asalmonados en el lecho ungueal. También llamados “gotas de aceite”, son áreas irregulares de coloración amarilla o rosada en el lecho ungueal visibles a través de la placa ungueal como resultado de la inflamación psoriásica (FOTO).

*Onicolisis. Es el resultado de la separación distal de la placa ungueal del lecho ungueal inflamado. Un borde eritematoso y hemorragias en astilla se asocian a menudo a onicolisis. La onicolisis y la hiperqueratosis subungueal pueden ser la única manifestación de psoriasis.

El testeo para investigación de hongos es particularmente importante cuando la enfermedad se limita exclusivamente a las uñas sobre todo de los pies. Sin embargo, la onicomicosis y la psoriasis ungueal pueden coexistir.

Es la inflamación del tejido alrededor de la lámina ungueal; comienza por una zona eritematosa, edematosa que puede ser de aparición brusca, produciéndose la paroniquia o perionixis aguda con gran inflamación, dolor y posteriormente puede darse secreción purulenta.

Los cuadros crónicos se originan de igual manera; pero lo hacen de forma progresiva con altibajos: la zona afectada se aprecia engrosada, eritematosa, desaparece la cutícula. Muchas veces, si se hace presión en la zona, puede drenar secreción purulenta. En estos cuadros crónicos, la lámina ungueal se nota opaca, con estrías transversales y cambios de color ,con tintes oscuro-verdosos. La causa desencadenante de esta afección es la humedad excesiva que mantienen algunas personas, tales como las amas de casa; las que trabajan en sitios como cafeterías, bares; etc.

Son frecuentes las infecciones bacterianas por gérmenes Gram. positivos, generalmente Staphylococcus aureus y a veces por Gram. negativos, aunque también se presentan con frecuencia infecciones micóticas por Cándida albicans.

Las alteraciones ungueales en los niños representan un motivo de consulta frecuente en atención primaria, pediatría y dermatología. Su prevalencia exacta se desconoce. Algunas alteraciones son idénticas a las de los adultos, pero existen otras que se observan con mayor frecuencia en niños ya que se presentan o desarrollan exclusivamente en esta etapa de la vida. Aunque algunos cambios ungueales sean considerados como anomalías aisladas de importancia sólo cosmética, otros pueden ser claves diagnósticas para enfermedades asociadas, pueden ser discapacitantes y pueden tener importancia pronostica en la vida adulta. Por esto un adecuado reconocimiento y manejo por parte del especialista es fundamental. En este artículo se describen las principales alteraciones fisiológicas y enfermedades congénitas o adquiridas que se pueden observar en el aparato ungueal durante la infancia.

Su prevalencia exacta se desconoce. Durante la primera infancia, los padres acuden a consultar principalmente por una alteración estética de las uñas o para descartar patología micótica. Sin embargo, en algunas ocasiones el compromiso puede ser funcional, como dificultad en realizar pinzamiento de objetos pequeños y manipulación fina, lo que puede generar trastornos en el desarrollo de la motricidad fina del niño; o cuando está afectada la uña del primer ortejo y se generan traumatismos que interfieren en la adquisición psicomotriz de la marcha. Un adecuado manejo por parte del especialista es fundamental.

Algunas alteraciones son idénticas a las de los adultos, pero existen otras alteraciones que se observan con mayor frecuencia en niños ya que se presentan o desarrollan exclusivamente en esta etapa de la vida. Muchas veces estas actúan como claves para el diagnóstico de enfermedades dermatológicas o sistémicas subyacentes.

El objetivo de la siguiente revisión es describir con mayor detalle y precisión, cuales son las alteraciones ungueales que se observan con mayor frecuencia en población pediátrica, otorgando una herramienta útil para su reconocimiento y manejo.

El adecuado desarrollo de las uñas depende de la convergencia de procesos fisiológicos tanto locales como sistémicos, por lo que un gran número de afecciones puede generar alteraciones en las uñas.

Entre ellas destacan el que en prematuros, las uñas de las manos crecen a un ritmo más lento que en niños de término; que es posible apreciar alteraciones temporales en relación a las condiciones del embarazo o al estrés del parto, tales como bandas de Terry, líneas de Beau o Coiloniquia temporal del primer ortejo y que las uñas suelen ser más delgadas y anchas, con tejido blando periungueal más prominente, ocasionando una "pseudoonicocriptosis" de carácter transitorio que suele ser bilateral, de resolución espontánea al cabo de unos años, en la que se recomienda observación y tratamiento convencional en caso de inflamación o 

La exploración física de la uña es un instrumento fundamental en dermatología, ya que los diferentes signos clínicos que podemos observar, nos permiten establecer una correlación con la localización anatómica del aparto ungueal que está afectada, y de esta manera definir un diagnóstico y tratamiento específicos. Muchas veces estos signos actúan como claves para el diagnóstico de enfermedades dermatológicas o sistémicas subyacentes.

Los signos ungueales se clasifican según la estructura afectada, en aquellos derivados de la matriz, del lecho y del pliegue ungueal proximal. A continuación describimos los que se observan con mayor frecuencia en población pediátrica.

 Son depresiones o surcos transversales en la superficie de la lámina ungueal, secundarios a una detención temporal de la proliferación de la matriz. Se desplazan distalmente a medida que la uña crece. Su profundidad habitualmente se correlaciona con la magnitud del daño y su anchura con la duración de este proceso. Aparecen en forma aislada producto de traumatismos locales y pueden acompañar a algunas dermatosis crónicas como psoriasis o liquen plano. Una única línea transversal puede estar presente desde el nacimiento, en hasta 92% de los neonatos, secundarios a malnutrición o estrés durante la vida intrauterina. Suele afectar varias uñas y desaparece espontáneamente alrededor de las 14 semanas de vida

Corresponde a una estriación longitudinal exagerada de las uñas que les otorga un aspecto rugoso, acompañado de adelgazamiento de la lámina y uñas frágiles. Se origina de múltiples focos de queratinización defectuosa en la matriz. Es de curso benigno y no requiere tratamiento. Se puede observar en pacientes con Alopecia Areata (12%), Liquen plano, Eczema y Psoriasis.

 Coloración blanca y opaca de la lámina ungueal, producto de la persistencia de células paraqueratósicas en su porción ventral. Aparecen secundario a traumatismos o enfermedades que interfieren en la queratinización de la matriz distal.. Se distinguen tres variantes morfológicas: i) Leuconiquia Punteada: pequeños puntos blancos opacos que se mueven hacia distal con el crecimiento de la uña. Más frecuente en niños, secundaria a traumatismos; ii) Leuconiquia Transversal (estriada): múltiples líneas paralelas blancas y opacas. Más frecuente en mujeres luego de una manicura agresiva; y iii) Leuconiquia difusa: toda o casi toda la lámina tiene un aspecto blanco y opaco. Poco frecuente, en ocasiones hereditaria. Puede acompañar a una queratodermia palmar.

Aspecto cóncavo de la lámina ungueal, que además se torna más delgada y plana. En niños suele ser fisiológica debido a que las uñas son delgadas y suaves; en adultos suele ser ocupacional o por déficit de fierro.

Uñas frágiles, adelgazadas, blandas y quebradizas. Se produce una división en capas de la lámina ungueal, producto de hidratación y deshidratación secuenciales, que provocan una separación de los queratinocitos. Habitualmente por excesiva manipulación. En lactantes puede ser secundario a succión del pulgar o baño e hidratación excesivos. Su tratamiento se basa en evitar la exposición al agua y a sustancias químicas e hidratación tópica.

Es un trastorno de herencia autosómica dominante y expresión variable, bastante frecuente, pero cuya prevalencia exacta se desconoce.. Se cree ocurre debido a una anomalía en el ligamento que une la matriz con el periostio de la falange distal. Clínicamente se caracteriza por una desviación lateral de la lámina ungueal respecto al eje longitudinal de la falange distal, generalmente asociado a engrosamiento de la lámina, decoloración café grisácea y gran deformidad. La uña tiende a crecer más rápido por la parte medial, exacerbando aún más la desviación latera. El daño secundario en la matriz, asociado a múltiples traumatismos posteriores debido al uso de calzado, generan la aparición de líneas de Beau, onicomadesis, onicolisis e inflamación recurrente del tejido periungueal; siendo una de las causas más frecuentes de onicocriptosis en la infancia. En 50% de los pacientes, puede ocurrir resolución en forma espontánea, si no se observa mejoría a los 2 años de edad, el tratamiento quirúrgico debe ser considerado.

 trastorno autosómico dominante, frecuente, caracterizado por una falange distal más corta. Ocurre secundario al cierre prematuro de la epífisis del pulgar, con un crecimiento mantenido del periostio hacia lateral, dando origen a una falange distal más corta, cubierta de una placa ungueal de forma similar. La uña es más ancha y corta de lo habitual . La afectación suele ser simétrica. Por lo general es un hallazgo aislado que no requiere tratamiento.

 Desorden poco frecuente, que consiste en una alteración en la implantación de la matriz del quinto ortejo. La uña crece literalmente en dirección vertical, generando malestar al ponerse calcetines y zapatos, además de un problema estético para el paciente. No requiere tratamiento específico, salvo mantener la uña lo suficientemente corta, considerando que mejoran con la edad.

Alteración poco frecuente, de herencia auto-sómica recesiva, descrita principalmente por autores Japoneses. Consiste en una curvatura pronunciada de la uña del cuarto ortejo, sin alteraciones de tejido blando ni óseas subyacentes. Sin significado clínico. No requiere tratamiento.

 Incrustación de la uña, generalmente del Hallux, en los tejidos blandos adyacentes, originando inflamación de los mismos y en ocasiones infección bacteriana secundaria con formación de tejido granula-torio. Frecuentemente asociado a desviación congénita de la uña, y agravado por factores precipitantes como el corte incorrecto de las uñas y los traumatismos. En niños, su aparición se asocia al inicio del gateo o la marcha y puede complicarse con un encajonamiento distal producto de un crecimiento exagerado del hiponiquio, que limita el desarrollo de la lámina.

Se manifiesta como una paroniquia eritematosa y edematosa que se infecta secundariamente con bacterias, hongos o virus. El hábito crónico de succión puede ocasionar líneas de Beau, destrucción cuticular, onicosquisis y llevar finalmente a una distrofia laminar por daño a la matriz. Su manejo es similar al de una Paroniquia crónica

 Entidad clínica casi exclusiva de la infancia. Corresponde a una infección local que involucra las almohadillas grasas palmares, del pulpejo de los dedos de las manos, en forma de ampollas únicas o múltiples de contenido purulento o acuoso. Los principales agentes involucrados son 

Inflamación aguda de la región periungueal muy dolorosa, con aparición frecuente de vesículas confluentes. Puede acompañarse de gingivoestomatitis herpética, lo que ayuda al diagnóstico. En casos de duda, se puede solicitar test de Tzanck, cultivo viral o RPC para VHS 1 y 2. El tratamiento consiste en la administración de Aciclovir oral en dosis de 200 mg 5 veces al día por 5 días para mayores de 2 años. En niños menores utilizar la mitad de la dosis

Afección frecuente en niños, en especial en aquellos con hábito de succión digital crónico. Se caracteriza por inflamación de pliegue ungueal proximal, con eritema, edema, pérdida de la cutícula y alteraciones variables en la lámina. El estudio microbiológico suele presentar flora mixta con 

Cándida albicans. Suele presentar un curso crónico con exacerbaciones recurrentes. El tratamiento se basa en la aplicación de antibióticos y/o antimicóticos tópicos de mal sabor como Cloranfenicol que ayuden a eliminar la succión crónica

En EB Distrófica, la aparición de ampollas periungueales y subungueales a repetición, provoca cicatrización del lecho ungueal, generando onicolisis con acortamiento y engrosamiento de la uña. Si la afección es de la matriz se producirá adelgazamiento y atrofia ungueal. En los casos de EB de la unión (de comienzo más tardío) la afección ungueal puede preceder al compromiso cutáneo.

Las alteraciones ungueales en la Enfermedad de Darier son frecuentes, y forman parte de los criterios diagnósticos. Generalmente, se observan después de la segunda década de la vida, sin embargo, en raras ocasiones, se presentan antes de los 15 años de edad. Se caracterizan por presentar bandas longitudinales blancas y rojas (eritroniquia longitudinal) en la lámina ungueal, hiperqueratosis subungueal distal en forma de V invertida y onicolísis. Estas alteraciones no mejoran con el tratamiento con retinoides.

Trastorno observado principalmente en niñas, alrededor de los 7 años de edad. Se caracteriza por la afección de un sólo dedo, habitualmente pulgar o índice. Raro en uñas de pies. Se presenta en forma de onicolisis distal, hiperqueratosis subungueal media y pitts, precedida en la mayoría de los casos por eritema, descamación y vesículas en la yema del dedo comprometido. Los episodios agudos pueden ser manejados con ATB y corticoides tópicos. Representa una reacción del aparato ungueal a patologías inflamatorias como psoriasis, dermatitis de contacto o dermatitis atópica. Se resuelve en forma espontánea luego de la pubertad; en algunos casos se desarrolla una psoriasis franca.

Es más frecuente en niños. Puede ser idiopática o secundaria a patologías como Alopecia Areata (AA), Psoriasis y liquen plano. Afecta hasta un 12% de los niños con AA. Las uñas presentan una estriación longitudinal exagerada, tornándose frágiles, opacas y deslustradas, como un papel de lija. Tiene un curso benigno, que no requiere tratamiento.

Las alteraciones ungueales se observan hasta en un 50% de los niños con AA. Presentan hendiduras pequeñas y superficiales de distribución geométrica (forma de cuadrícula), o traquioniquia que es más frecuente en varones con AA total o universal. También es posible encontrar leuconiquia punteada, eritema de la lúnula y onicomadesis. La onicomadesis corresponde al desprendimiento de la lámina ungueal a nivel del pliegue proximal, producido por una agresión grave que interrumpe completamente la actividad de la matriz.

1. Se afectan con más frecuencia las uñas de las manos que las de los pies. La psoriasis puede afectar cualquier elemento del aparato ungueal dando como resultado diferentes manifestaciones clínicas. Lo más frecuente es encontrar alteraciones del lecho ungueal aisladas o asociadas a compromiso de la matriz de grado variable.

      Psoriasis de la matriz ungueal: pits (profundos, irregulares y distribuidos al azar; manifestación más frecuente en pacientes pediátricos), traquioniquia, leuconiquia, líneas de Beau, lúnula roja.

En general, los pacientes que presentan psoriasis ungueal muchas veces mejoran al recibir tratamiento sistémico para sus lesiones cutáneas o artritis, ya que lo habitual es que coexista. A pesar de esto, existe un subgrupo de pacientes que sólo presenta compromiso ungueal

Grupo heterogéneo de trastornos de la queratinización, que presentan manifestaciones desde el nacimiento. Las alteraciones ungueales se observan principalmente en los casos de Ictiosis Lamelar, en forma de hiperqueratosis subungueal, surcos, pitts y paroniquia.

LMX1B, que codifica un factor de transcripción, que regula la síntesis de colágeno. Los signos ungueales son una clave importante para el diagnóstico, ya que están presentes en 98% de los pacientes al nacimiento. Suele afectar al dedo pulgar, pero puede involucrar a otros con menor intensidad. Se caracteriza por la presencia de anoniquia, o paroniquia con mayor distrofia en el borde radial. Una lúnula de forma triangular es casi patognomónica de este trastorno y se observa en 90% de los casos. Un signo menos frecuente pero importante, es la ausencia de pliegues cutáneos en la cara dorsal de la articulación interfalángica distal. Las uñas de los pies están raramente comprometidas. Se asocia con alteraciones óseas como ausencia o hipoplasia de las rótulas (90%), hipoplasia de la cabeza del radio (90%) y exostosis de las crestas iliacas (70% patognomónico). En un 40% de los casos se desarrolla una nefropatía que puede derivar en insuficiencia renal. El manejo multidisciplinario en estos pacientes es fundamental.

Síndrome caracterizado por un desarrollo anormal del pelo, dientes, glándulas sudoríparas y uñas, como consecuencia de un defecto en el desarrollo del ectodermo. Clínicamente se presentan con síntomas y signos según la estructura y función afectada. Existen más de 192 formas descritas, siendo de las más comunes la Displasia Ectodérmica Hidrótica y la Hipohidrótica.

Forma más común de DE, caracterizada por hipohidrosis por ausencia de glándulas ecrinas; hipodoncia con dientes de forma anormal o ausencia completa de dientes; e hipotricosis con cejas y pestañas escasas o ausentes, pelo de tronco ausente, y pelo de CC escaso o fino. Se observa compromiso ungueal sólo en algunos pacientes, con uñas delgadas, quebradizas, con bandas longitudinales en 39% de los casos .

 Se caracteriza por hipotricosis con cabello escaso, fino, frágil y de crecimiento lento; uñas distróficas, e hiperqueratosis de palmas y plantas. Las uñas se caracterizan por presentar una lámina ungueal corta, gruesa, de crecimiento lento y descolorida, o por ausencia total de lámina ungueal. La paroniquia es frecuente.

Trastorno de herencia autosómica dominante, caracterizado por anomalías en lecho ungueal y queratinización anormal de la piel y membranas mucosas. Se han descrito cuatro subtipos, siendo los tipos I y II los más frecuentes.

KRT16. Se caracteriza por la presencia de engrosamiento progresivo de uñas de manos y pies después del nacimiento. Se observa una hiperqueratosis subungueal severa, asociada a onicolisis, coloración café amarillenta y un aumento en la curvatura transversal de la uña. Se acompaña de queratodermia palmo plantar, hiperqueratosis folicular e hiperqueratosis de mucosa oral.

Trastorno infrecuente, con modo de herencia variable. Se han identificado 5 genes responsables, todos implicados en la codificación de componentes de la telomerasa y en la mantención del largo de los telómeros. Clínicamente se caracteriza por una triada: pigmentación reticulada de la piel, lesiones mucosas tipo leucoplaquia y distrofia ungueal. Los cambios ungueales están presentes en la mayoría de los pacientes, y se desarrollan durante la infancia. Consisten en cambios liquenoides como estriación longitudinal, pterigium dorsal, y/o pérdida completa de la uña. Se afectan más las uñas de la manos. La importancia de esta patología radica en su asociación con falla de médula ósea en 50 a 90% de los casos. Esta sería la principal causa de muerte, generalmente durante la segunda a tercera década de la vida. Por lo tanto, en un niño que presenta cambios ungueales liquenoides, debemos sospechar esta entidad y buscar otros hallazgos clínicos.

El examen de las uñas debe ser parte del examen físico, tanto en adultos como en niños. Los hallazgos muchas veces corresponden a cambios fisiológicos o alteraciones del desarrollo, sin embargo, en algunas ocasiones pueden ser una manifestación de enfermedad sistémica subyacente, una patología tumoral, evolucionar hacia distrofia permanente, o requerir de intervención quirúrgica. Por lo tanto, es importante saber reconocer estas alteraciones y realizar los estudios y derivaciones pertinentes.

Kaspar RL, Leachman SA, Irwin McLean WH, Schwartz ME: Toward a Treatment for Pachyonychia Congenita: Report on the 7th Annual International Pachyonychia Congenita Consortium Meeting. Journal of Investigative Dermatology 2011; 131: 1011-4.         [ Links ]